Caminante no hay camino.....


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martes, 26 de julio de 2011

Evita de evitar


El poema de Sasturain, la voz de Rubén Stella...Evita,que no evitó jugarse hasta morir. Evita, que no evita haber vuelto para siempre. Evita, que evitó burlándose la perversa intención de quienes escribieron "Viva el cáncer", de quienes se afanaron su cuerpo, de quienes hubieran deseado desaparecerla por siempre jamás.
Evita, hoy, no evita estar en el medio de la ciudad-puerto como faro que ilumina a todo, pero a todo el pueblo de la patria.


http://www.radionacional.com.ar/audios/poema-sobre-eva-peron-evita-de-evitar-de-juan-sasturain-leido-por-ruben-stella.html

martes, 19 de julio de 2011

Amistad

AMICITIA, φιλία, eso que hace que sea un amor distinto, también desinteresado, compartiendo momentos o historias, garrones o alegrías.
No me parece que tengamos que esperar al 20 de julio. No me parece que la truchez del descubrimiento de la Luna, como bien nos explicaba el Feinmann bueno, salpique también de ilegalidad el festejo de la amistad.
Sería bueno que lo adelantáramos un día, por el Negro Fontanarrosa, digo. Buen amigo de sus amigos, como deben serlo los amigos. Incondicional, fiel, honesto.
Porque, me parece, esto de la amistad está hoy atravesado por el shopping, los pubs y hasta por la política (esa tipa que cuando te descuidás te atrapa todo lo que te rodea). Por eso los amigos y las amigas se desesperan por salir a cenar cagándose de frío en una noche de invierno, a una pizzería llena hasta el ojete, donde comerán para la mierda, pero se sentirán comme il faut.Por eso me pasa, también que, en este 2011, como en el 2008, alguna amiga se me pierde en el fárrago de la discusión cerrada. Y me toca pensar: si una opinión, ni siquiera una verdad consagrada, una simple opinión te hace tambalear la amistad, qué poca cosa ha sido esa amistad.
Y por otro lado las amigas y los amigos que no conozco, que no son un millón ni mucho menos, que coinciden en esto pero no en aquello, que se preocupan y yo me preocupo.
Y quienes ya no están pero igual están. Y quienes vinieron ahora, este año, porque la puerta de la amistad está siempre abierta. Y las amigas que compartieron las aulas y sé que están, aunque no las vea.
Es complicada esta cosa de la amistad. Es complicada porque, como tantas palabras, los dueños de la palabra la han vaciado de contenido, reduciéndola a una oferta de la máquina gigante de Cocacola, 2 por 1.
Capaz que de eso se trata. De recuperar la amistad desde la recuperación de la palabra. De volver al inocente abrazo de la amistad infantil. De definir otra vez qué cosa es un amigo. Y encontrarse que nada es más justo que la palabra de Tejada Gómez:
"...un amigo es la vida dos veces..."

Mary, la Nilda de Lanús, Marta, José, Mónica en Israel, Salvatore, el Mafo y Mónica, Lucy y Hugo, y los recuperados por el féis, Héctor, Marisa, Cristina, y otra, y otro y otra más....Como la amistad no sabe de distancias, che, brindemos todos juntos y por separado. Que, parece, la vida nos ha regalado algo de lo mejor.


miércoles, 13 de julio de 2011

La Reina del Plata


Estábamos en la primaria cuando fuimos por primera vez. A lo de la tía Paca. Pozos 1036. Una casa antigua devenida conventillo. Sí, la tía Paca, que había venido de Castilla con su mamá, su hermano cura y su otro hermano panadero, vivía ahí, en el conventillo, en la pieza segunda, viniendo de la calle. Era una privilegiada. Tenía su propia cocinita de chapas en el patio.
Fuimos todos a conocer Buenos Aires. A amucharnos en la pieza helada de la tía Paca. A mirar a Pepe Biondi en el único televisor del conventillo, en la pieza de doña Elena, en donde siempre había perfume de eucalipto.
Nos gustaba el olor del café que andaba por el aire en las mañanitas. Nos gustaba ir al puerto y al zoológico. Y a la cancha de San Lorenzo con el tío Amador. Y sentarnos en los bancos de maderitas del subte de la línea A. Nos encandilaban los puestos del Mercado de la avenida Entre Ríos y los negocios de Lavalle y Florida. Y la plaza del Congreso. Y las palomas de la Plaza de Mayo.
Cuando nos tomábamos el tren de vuelta en Constitución, era como estar abandonando el paraíso.
Volvíamos a casa, que no era un conventillo, que no tenía el baño compartido ni la cocinita de chapa en el patio. Que era la casa alquilada de un obrero ferroviario pero que era una casa. Pero en Punta Alta no había semáforos, no había rascacielos, la plaza Belgrano NO era la Plaza de Mayo. Éramos tan insignificantes que ni el olor del café sobrevolaba las mañanitas llenas de bicicletas de los obreros de la Base.
Volvíamos tristes. Pero volvíamos para contar que habíamos estado allí, allí, en el centro del universo. Nos habíamos aprendido de memoria los chistes de Biondi para repetirlos. Les contábamos a quien quisiera oírnos que habíamos comido pulpo a la española y fritangas de la cocinita de la tía Paca. Por poco tiempo, habíamos SIDO, habíamos PERTENECIDO...
Fuimos otras veces a la Reina del Plata. Siempre con esa admiración provinciana que devino después placer por caminar sus calles, tomar un café en el Tortoni, entrar en las galerías Pacífico donde todo huele bien, sentarte en un banco frente a la Rosada sólo para ver como las palomas y los gorriones comían tus miguitas, tomar sol en Puerto Madero que ya no era el Puerto de la tía Paca.
Y siempre con esa sensación de haber estado AHÍ. Ahí donde la historia se decide. Ahí donde lo importante pasa. Y por lo mismo en donde vive la gente realmente importante.
Entonces...que ahora sintamos que más que nunca la Reina del Plata quiere reinar exclusivamente para los suyos, debería hacernos pensar que algo tuvimos que ver para que hoy sea como es. Desde el virreynato, digo. Ciudadanos preocupados por sí mismos porque el interior les era extraño. Tan extraño que el interior necesitaba pasearse por Callao para sentirse alguien. Ciudadanos, súbditos de la Reina, que tenían todo lo que hay que tener, aún en el conventillo de la tía Paca: tenían el certificado de pertenencia, estaban adentro, no tenían la ñata contra el vidrio, aunque tuvieran frío y muchas veces hambre.
Entonces...¿no se trata de una profunda y difícil batalla cultural el hecho de recuperar para todos la ciudad más europea de América, que se mira a sí misma, en un país que hoy más que nunca mira hacia adentro del continente?
Amo Buenos Aires, sus calles, su olor, sus parques...No me gustaría regalársela a lo peor de la ideología del "estamos bien". No me gustaría.