Caminante no hay camino.....


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martes, 21 de septiembre de 2010

¿Adónde fuiste en la primavera, mamá?


El primer día de la primavera que festejamos en la escuela, digo, fuera de la escuela, creo que fue en sexto grado...Con el colectivo La Acción nos vinimos al Parque de Mayo, acá, en Bahía, que para nosotros puntaltenses era casi, casi, como el viaje a Europa...

Picnic con guardapolvos puestos y maestras de taquito chupete dando vueltas entre el piberío para que nadie se hiciese el guarro. Picnic al que fui con unos caramelos en el bolsillo porque, en realidad, era un paseo, no un picnic. Menos mal que la hija del dueño de la confitería , esa, que estaba frente a la plaza, y en la que Leo Dan filmó escenas de La muchachada de a bordo bis, bueno, la hija del confitero, había llevado sánguches de miga...¡Sánguches de miga! Imaginate, todos nosotros hijos de laburantes de los sesenta. Cuándo carajo ibas a comer sánguches de miga. Y ese es mi primer recuerdo: un sánguchito de jamón y queso sentada en el borde de la fuente que está, o no sé, en el medio del parque.

El primer año de la secundaria fuimos con la profe de Lengua, cuyo marido era capitán de Marina...¿adónde? A la Base Naval Baterías. Sede de la Infantería de Marina. Subordinación y valor. Ahí no me acuerdo que comimos. Sí me acuerdo que había una piba rebonita, rubia, con esos pantalones blancos oxford, que tan bien le quedaban a ella y a la Liliana Caldini. Y el primer cigarrillo mentolado, asqueroso, fumado entre los médanos.

Y el último año del magisterio, que en el colmo del desconche, nos disfrazamos en el mismo colegio, las profes agradecidas se refugiaron en la sala de preceptores, mis cinco compañeros futuros maestros se afanaron de la primaria los morriones de granaderos, y nos pasamos toda la mañana yendo y viniendo disfrazados y espantando burgueses....Jiji, año sesentaynueve...

La universidad fue otra cosa. Porque la semana del estudiante (?) era toda una institución sagrada: torneos de lo que se te ocurra...yo ví caerse al lado mío a la piba que ganó el concurso de quién se tomaba más rápido la damajuanita de vino...Paseos por el Parque de Mayo en los camiones repartidores de la Coca Cola (que no sé por qué los prestaba, si los que íbamos arriba lo menos que tomábamos era la bebida yanqui), aferrados a los costados, y flameando por el viento y por el pedo que habíamos sabido conseguir.

Después vino el 73...Los picnics, o los encuentros, o las peñas tenían otro color (ja, estoy tentada de decir, color rojo, como el trapo). Casi, casi como el picnic del Bombita. Guitarreadas, debates sobre las tesis de Marx, un garrón, che. Y los bailes en el club universitario, lentos. Porque como dice mi amiga Nilda, las chicas de la Fede bailábamos lento. Casi aburrido, te diría.

Chau, pará de contar...Los picnics de la primavera desaparecieron como el feriado de carnaval...Desaparecieron.

Y ayer les preguntaba a los chicos en la escuela: ¿qué van a hacer mañana? Resulta que se van al Parque de Mayo, al Paseo de las Esculturas que es casi un apéndice. Van a juntarse, a matear, a sacarse mil fotos para subir al féis. Igual, igual...

Así que, que viva la primavera, con toda esa maraña de lugares comunes, las flores, las abejitas, todo lo nuevo que brota, el amor y esas huevadas que cantaba la Violeta Rivas en Fiebre de Primavera.

Che, se trata del resurgimiento, de esos perfumes que te acompañan por la calle, del calorcito a la tarde mientras te tomás un café en el jardín. Qué cosa ancestral te remueve la primavera, no sé.

Pero disfrutala sin explicaciones porque ahí está...

(la foto: Quinto año Magisterio, y en ésta estoy, de guardapolvo gris y rancho blanco, allá atrás, donde estábamos las más colifatas)

lunes, 20 de septiembre de 2010

Artemito...


Ay, laotra, hasta en esto nos parecemos. Hoy caigo por su blos, el de la sirena envodkada, y veo que su primer libro fue Artemito y la princesa. Colección Robin Hood. Tapa dura. Hojas gruesas y amarillas. Que descansaba en mi bibliotequita de nena junto a Mujercitas y el Belgrano de la colección Billiken. Los únicos tres, aclaro...
Y al Artemito lo debo haber leído como cien veces. Y pinté los dibujos.
Era tan tierno el dragoncito. Era tan real.

Ni siquiera existía el horóscopo chino en ese tiempo. Ni siquiera sabía que yo también era dragona. Y que me iba a encontrar, setentas mediante, con un dragón que sigue acá. Porque vio, laotra, los dragones somos fieros, abrimos la boca y nos salen llamas, pero en el fondo adolecemos de una gran timidez, y nuestra virtud es la lealtad y la fidelidad.

Eso solo quería decirle, mi gemela virtual. Que, como en un montón de cosas, usté y yo fuimos niñas imaginosas por haber leído muy temprano libritos adorables como éste, el del dragoncito Artemio...

sábado, 18 de septiembre de 2010

Negros de mierda...


Fuiste a preparar café a la cocina de la escuela, y te encontraste con la indignación indignada del kiosquero, una maestra, y las tres auxiliares (a las que en mi época se les decía porteras, como si lo único que tuvieran que hacer fuera abrir la puerta).

Indignados porque el mini-monopolio de la información bahiense había asegurado que, en un barrio de la periferia, las casas del Plan Federal iban a ser entregadas a "esos tipos que van a traer del conurbano".

Náaaaa, les dijiste. Ya lo aclaró el delegado municipal del barrio: hay una condición primerísima para calificar en estos planes, y es la residencia en el lugar por no menos de cinco años.

Medio que no te creyeron. Porque se imaginan, "esa" gente que traerán de allá. Patético, porque una de las compañeras auxiliares es parte de "esa" gente , y vino de allá. Patético, porque no estaban hablando ni Bioy, ni Borges, ni la Vicky Ocampo. Estaban hablando laburantes como vos...

Y siguieron los lugares comunes: que no hay que regalarles nada, que si no no trabajan, que si les das semillas para una quintita ni siquiera las riegan, que es más fácil robar que trabajar...

Toda la batería de frases hechas del mediopelo argentino.

Y por debajo, muy por debajo pero ahí: el odio al Otro, al diferente, al que se tiene que quedar escondido, y en lo posible no existir en esta ciudad de gentes tan pero tan gentes.

Los miraste a todos un poquito y les dijiste: qué jodidos somos, muchachis, pero qué jodidos somos. Olvidados de nuestra identidad. Peleando con uñas y dientes para parecernos a los que envidiamos, a los personajes de Caras, de Gente, de la televicio. Como en esa escalera que querés subir pisando al de abajo y mirándole el culo al de arriba. Como si el de arriba te permitiera subir, mirá vos.

Lo más triste de todo, lo más peligroso, es que la maestra era una de las más convencidas. Qué estrategias aplicará en su labor docente en una escuela que no es precisamente el San Andrés...Con qué prejuicios se enfrenta cada día al entrar al aula donde un ochenta por ciento son morochitos..pero lindos, eh? Qué enseña esta mina, qué enseña...

Si escarbás un poquito surge todo lo otro: que con los militares vivíamos tranquilos, que este es un gobierno de zurdos, que nos están matando a todos...

Mirá si no nos debemos la gran discusión nacional todavía. Mirá si no fue profundo el daño. Mirá si no nos destruyeron.

Eso sí, qué bonito es que haya una ley de matrimonio igualitario. Nos hace sentir progres, por permitir a un sector de lo diferente que puede, después de tanto escarnio, asomarse a la luz. Pero pará ahí, che...Los negros son otra cosa...Los negros tienen cuarenta hijos para cobrar la asignación universal. Y ni siquiera llevan los pibes al hospital. Y las pibas embarazadas, ni un control se hacen.... Y cuando vos les decís que no, que viste las libretas, que las salitas médicas laburan todo el día, que las pibas se controlan, se hacen ecografías...Te contestan, ¿ah, sí? como quien oye llover. Porque la coraza que les recubre el marote lleno de frases hechas es impenetrable, como el bosque chaqueño.

Qué pelea cultural la que hay que dar, cuando los sectores dominantes han logrado formatear las cabezas del dominado de tal manera. ¿Cómo decía el viejito Marx? ¿Era la tesis 11? Eso... eso de que la existencia de la ignominia no alcanzaba, había que tener conciencia de la ignominia.

Mirá si falta todavía. Mirá si el camino es largo.

Eso sí: la alfombra ya se corrió y la mugre se ve. No podés ocultarla. ¿No te parece que de acá el camino es más fácil?

domingo, 12 de septiembre de 2010

Asociaciones...¿libres?




Viste que, a veces, tu monólogo interior, tus neuronas pensantes (que no son muchas), todo eso se va por vericuetos que ni vos lo tenías en cuenta.
Ayer se juntan el 11 de setiembre del díadelmaestro, padredelaula. Y el 11 de setiembre de aquel otro Maestro, don Salvador, un Che, como decía la canción del Isella, sí el mismo César que después se perdió en los laberintos de la historia y nunca más se pudo encontrar.

Y se juntan los onces...Y vos leés los diarios de Chile esperando alguna mención, actos conmemorativos, la Plaza de la Moneda llena. Y no...No es noticia, parece, el aniversario del golpe genocida de Pinochet.
Sí, hubo actos, hubo conmemoraciones puntuales. Hubo.
Pero ya sabemos que la realidad está en la tapa del diario o ya no es realidad.
Y ahí la asociación no libre. La asociación con nuestro 24 de marzo. ¡Cómo discutí esa medida del gobierno K que declaraba feriado nacional inamovible esa fecha! El Martincho Caparrós estaba de acuerdo conmigo, mirá vos. Y me daba argumentos. Salir a debatir el error oficial con las ideas del Martincho. Qué lujo.
Porque no era una fecha para irse a tomar mate al parque, porque iban a terminar haciendo de ella un feriado largo, porque lo único que le interesaba a K era frivolizar la historia y los derechos humanos...
No te digo que cambié muy pronto de opinión. Casi, casi, me tardé hasta este año. Con las marchas multitudinarias. Con actos y recordaciones en todo el país. Con escuelas que hasta hace poco se las arreglaban para no mencionar nada...
Y ahí me di cuenta de mis argumentos mezquinos (no vamos a decir que son mezquinos los argumentos del Capa, no, a ver todavía si su ego se ofende). Mis argumentos eran mezquinos. El feriado nacional obligatorio nos impuso, a nosotros, poco memoriosos, el recordar y analizar y debatir cada vez más algo que nos duele tanto que preferimos meterlo debajo de la alfombra.
Y si ése no es el comienzo de un cambio cultural, qué es entonces...
Por eso, porque los diarios se ven obligados a hablar del 24 de marzo y la dictadura. Porque los canales de televisión no tienen otra que reflejar las marchas, los actos, las palabras. Aunque hablen de sectores encontrados, peleas entre organizadores, etc. etc.
A eso me refiero cuando veo qué reflejan los medios chilenos. Son tan prolijos estos chilenos que, como dije alguna vez, podés encontrar jarros de cerámica con la cara de Pinochet o con la del Chicho para comprar. Vos elegís.
Son tan prolijos que el Pinocho se murió y estoy segura de que su fotito todavía está en todos los lugares en donde estaba.
Entonces, ahora me cierra el círculo. La descolgada del cuadro de Videla. El feriado del 24. La política de derechos humanos como cuestión de Estado.
Aunque, en su momento, con esos argumentos de izquierda tilinga, haya cuestionado lo que, de alguna manera, no terminaba de comprender.
Ojo, a ver si todavía los muchachos de la izquierda hacemos los mismo que en el 55, o en el 46. O en el 83, sin ir más lejos, con la teoría de los dos demonios...Mirá que el tiempo te va a resultar más que largo para arrepentirte...

sábado, 11 de septiembre de 2010

Maestras y maestros


Ayer fui al quizá último acto del día del maestro en mi carrera docente. Y hubo muchos. Desde los lejanos del jardín de Grünbein, donde más que un jardín éramos una familia. Siguiendo con los de la escuela 50, en la que con Mara y María Rosa teníamos el coro de los pibitos de primero, que cantaban como descosidos en todos los actos. Y los de la EGB. Y los poquitos de la ESB.

Y en todos, el himno a Sarmiento. En todos, o casi todos, los lugares comunes del "padre del aula", del "niño que nunca faltó a la escuela", del patriota ejemplar. Sólo una vez, en un acto del 11 de setiembre, las maestras leímos una carta abierta de CTERA en defensa de la educación pública. Y alguna otra vez, en alguna escuela se recordó a nuestro Carlos Fuentealba. Y a lo mejor a Marina Vilte, desaparecida por la dictadura. Pero muy pocas veces.

Siempre, la higuera, el telar de doña Paula, el niño Domingo que iba a clase bajo los peores diluvios.

Así estamos. Nos debemos, como maestras y maestros, una reconsideración de nuestra historia. Nos debemos un debate. Porque si Sarmiento es el padre del aula, yo prefiero ser huérfana de toda orfandad.
Nos debemos el crecer en el pensamiento, el madurar en el bagaje ideológico.
Nos debemos poder reírnos sin complejos de la Noelia de Gasalla, sin vergüenza, porque llegamos al punto en que sabemos positivamente que nosotras, las maestras, NO somos Noelia. Pero esto es algo que todavía nos lo debemos.
Nos debemos defender sin falsas declamaciones la escuela pública, mientras mandamos tranquilamente a nuestros hijos a la privada.
Nos debemos reconocernos como trabajadoras y trabajadores de la educación, ni apostolado, ni vocación de mártires.
Nos debemos asumirnos como profesionales de la educación, con el desafío de querer saber cada día más, sin que el "corro de una escuela a otra" sea el pretexto para no.
Nos debemos la discusión sobre nuestros alumnos, sobre su futuro, sobre nuestras responsabilidades.

Nos debemos sacarnos de encima al padre del aula. Ya está. Gracias por la 1420. Pero ya está, Domingo Faustino. Porque ¿sabés una cosa? Cuando leo en tus libros el tremendo desprecio por el gaucho, por el aborigen; la admiración casi cipaya por una Europa que ni te dio la hora...veo a quienes ningunean a nuestros chicos, veo a los que quieren la mano dura, veo al que ve a un pibe y cruza de vereda para que no se le acerque ese cara de prontuario que viene por ahí.

Busquemos otros ejemplos inspiradores. Hay. En la historia. En nuestro pueblo. Hay.
Carlos Fuentealba es quizá el más reciente. Pero tantos otros... Así que busquemos.

Qué cosa. Yo me voy de la docencia activa el 31 de diciembre. Qué cosa. Justo en este momento tan apasionante que nos toca vivir. Pero me voy. Porque veo la desidia, porque veo el desaliento, porque veo el nomeimporta. Qué cosa.

Deberíamos recuperar la mística, che. Ser maestro no es cualquier cosa...
(la foto es de mi primer grado, año 1958. No me busquen. Ese día estaba enferma).

domingo, 5 de septiembre de 2010

¡Qué jubileo, amiga jubilada!


Mi amiga la Nilda, gemela virtual, preocupada por mi persona, me mandó un mail. Ahí caí en la cuenta de que hace más de una semana que no ando por acá. Y es por el jubileo de la jubilación. Júbilo de jubilarme. Jubileo de pasar a ser jubilada. Y no hay mejor ejemplo que mis compañeras jubilosas a las que, desde que se jubilaron, no se les borra la risa de la cara...
Ta bien, usté me podrá decir que no sabían ya cómo zafar de las aulas y las palomitas blancas. Tá bien, usté me podrá decir que les importa tres jubilosas velas que esa sonrisa no se hubiera dado en el 2001, para no ir tan lejos.
Tá bien...Pero ¿sabe qué? Cuando yo era maestra nuevita, las viejas estiraban su jubileo ante la incertidumbre de no saber cuándo, cómo y cuánto cobrar...Hasta no hace poco, mis amigas las profesoras se arrastraban por las aulas, dejando jirones de su vida, pero negándose al jubileo. No fuera cosa que tuvieran que ir a pedir limosna a la puerta de las iglesias.
Y ahora...ahora se jubila toda esta gente que, como decía un viejo, antes no se jubilaba. Mire usté.
Y es tan pero tan fácil. Ni gestores, ni peregrinajes, ni sufrimientos al pedo. Yo, la jubilosa docente que, por principio, jamás trabajé más de un cargo, aún en las peores épocas del trueque y los patacones, tengo la ventaja de haber tenido una carrera docente-decente más clarita y derechita que una regla de acrílico.
Y eso simplifica, ya lo creo. Pero también simplifica que te bajes de internés todas las planillas, que el Consejo Escolar, y el Ansés, y el Ipeese te firmen todo al toque. Que Suteba te lleve la carpetoski a La Plata.
Que ceses el 31 de diciembre y sepas, casi con seguridad, que no vas a pasar un mes sin cobrar. Que te jubilás con tus tres mejores años. Que no tendrás el 82% móvil, ese que cacarean los mismos que se cagaron en el júbilo jubilatorio durante tanto tiempo. Pero que vas al cine, y la mitad. Vas a un super, y descuentos. Vas a los parques nacionales y hasta gratis a veces. Vas a la farmacia y también. Vas al gimnasio y planes para la tercera edad (uhhhhh, qué garrón, mon dieu).
Tonce, jubilosa jubilada, che...Esperando a tener todo el tiempo posible. Sin guardapolvo (aunque es parte de mi historia). Sin horarios (aunque esto me va a jugar en contra, ya lo estoy anticipando). Y sin esa tristeza que se veía hace algunos años en los ojos de quienes dejaban de trabajar y no sabían cómo iban a vivir. Mi viejo, uno de ellos. Jubilado como jefe de estación en el ferrocarril y cobrando hasta que se murió como auxiliar administrativo.
Yo quiero ser como mi mamá. Que en el 2000 cortó el cable, que no prendía el calefactor porque de lo contrario no comía, que ni siquiera tenía, como ahora, alguien que le ayuda a limpiar su casa. Yo quiero ser como mi mamá, que el martes se va por segunda vez a las termas de Río Hondo. Y fue al Calafate, y a Chile, y a la fiesta de la vendimia, y a Merlo, y..... Yo quiero ser como mi mamá, que se junta con sus amigas, veteranas de más de 80, para ir a tomar un capuchino a Torre Mora. Y todos los lunes a las 8 de la mañana cumple su guardia de voluntaria en el Hospital Municipal de Punta Alta.
Para eso me jubilo,che. Porque voy a ser una jubilosa jubilada llena de júbilo.
¿Te diste cuenta que empiezo en 2011 en mi nuevo estado? ¡Qué año va a ser el 2011!
Y yo quiero estar jubilante para disfrutarlo a mil.
Che...¿cuándo te enjubilás vos?