El primer día de la primavera que festejamos en la escuela, digo, fuera de la escuela, creo que fue en sexto grado...Con el colectivo La Acción nos vinimos al Parque de Mayo, acá, en Bahía, que para nosotros puntaltenses era casi, casi, como el viaje a Europa...
Picnic con guardapolvos puestos y maestras de taquito chupete dando vueltas entre el piberío para que nadie se hiciese el guarro. Picnic al que fui con unos caramelos en el bolsillo porque, en realidad, era un paseo, no un picnic. Menos mal que la hija del dueño de la confitería , esa, que estaba frente a la plaza, y en la que Leo Dan filmó escenas de La muchachada de a bordo bis, bueno, la hija del confitero, había llevado sánguches de miga...¡Sánguches de miga! Imaginate, todos nosotros hijos de laburantes de los sesenta. Cuándo carajo ibas a comer sánguches de miga. Y ese es mi primer recuerdo: un sánguchito de jamón y queso sentada en el borde de la fuente que está, o no sé, en el medio del parque.
El primer año de la secundaria fuimos con la profe de Lengua, cuyo marido era capitán de Marina...¿adónde? A la Base Naval Baterías. Sede de la Infantería de Marina. Subordinación y valor. Ahí no me acuerdo que comimos. Sí me acuerdo que había una piba rebonita, rubia, con esos pantalones blancos oxford, que tan bien le quedaban a ella y a la Liliana Caldini. Y el primer cigarrillo mentolado, asqueroso, fumado entre los médanos.
Y el último año del magisterio, que en el colmo del desconche, nos disfrazamos en el mismo colegio, las profes agradecidas se refugiaron en la sala de preceptores, mis cinco compañeros futuros maestros se afanaron de la primaria los morriones de granaderos, y nos pasamos toda la mañana yendo y viniendo disfrazados y espantando burgueses....Jiji, año sesentaynueve...
La universidad fue otra cosa. Porque la semana del estudiante (?) era toda una institución sagrada: torneos de lo que se te ocurra...yo ví caerse al lado mío a la piba que ganó el concurso de quién se tomaba más rápido la damajuanita de vino...Paseos por el Parque de Mayo en los camiones repartidores de la Coca Cola (que no sé por qué los prestaba, si los que íbamos arriba lo menos que tomábamos era la bebida yanqui), aferrados a los costados, y flameando por el viento y por el pedo que habíamos sabido conseguir.
Después vino el 73...Los picnics, o los encuentros, o las peñas tenían otro color (ja, estoy tentada de decir, color rojo, como el trapo). Casi, casi como el picnic del Bombita. Guitarreadas, debates sobre las tesis de Marx, un garrón, che. Y los bailes en el club universitario, lentos. Porque como dice mi amiga Nilda, las chicas de la Fede bailábamos lento. Casi aburrido, te diría.
Chau, pará de contar...Los picnics de la primavera desaparecieron como el feriado de carnaval...Desaparecieron.
Y ayer les preguntaba a los chicos en la escuela: ¿qué van a hacer mañana? Resulta que se van al Parque de Mayo, al Paseo de las Esculturas que es casi un apéndice. Van a juntarse, a matear, a sacarse mil fotos para subir al féis. Igual, igual...
Así que, que viva la primavera, con toda esa maraña de lugares comunes, las flores, las abejitas, todo lo nuevo que brota, el amor y esas huevadas que cantaba la Violeta Rivas en Fiebre de Primavera.
Che, se trata del resurgimiento, de esos perfumes que te acompañan por la calle, del calorcito a la tarde mientras te tomás un café en el jardín. Qué cosa ancestral te remueve la primavera, no sé.
Pero disfrutala sin explicaciones porque ahí está...
(la foto: Quinto año Magisterio, y en ésta estoy, de guardapolvo gris y rancho blanco, allá atrás, donde estábamos las más colifatas)
cotaron las flores y la primavera también compañera. Muy bueno el relato, lleno de recuerdos!
ResponderEliminarLa segunda de abajo es mi mamá???
ResponderEliminargRACIELA... ¡qUÉ BUEN RELATO! cOMO HOMENAJE, TE DEJO ESTE POEMILLA DE VIEJO AMARGO... jAJA!!
ResponderEliminarMALDITA PRIMAVERA
Falta menos de un mes... ¡Cómo pasa el tiempo!
Tiziano cumplirá tres años...
Serán seis años del recital del Aute
(eso entre nosotros, eh?)
Y veinte.. treinta... de otras primaveras...
"Volverán las oscuras golondrinas"
¡Y los torbellinos de tierra!
con los vientos de equinoccio,
(¿O es solsticio?, nunca me acuerdo)
que llenarán los muebles de polvo,
entorpecerán el funcionamiento
del teclado de la compu
y teniendo que limpiar el asiento
de la bici antes de salir.
¡Y las flores! y el deambular
de miles de abejas con sus
aguijones amenazantes
y las lechiguanas forasteras
que destruirán las hojas
para sus colmenas de celulosa.
¡Y cantarán los pájaros!
al amanecer, estorbando
mi descanso reparador
y mi gato aparecerá cada tanto
con un pichón entre los dientes,
ensuciando el piso
con la sangre del ave.
¡Y la gente! con la mirada
brillante, andará molesta,
estornudando,
con los ojos llorosos
y con malhumor por la alergia.
¡Y las bellas mariposas!,
que pondrán sus huevitos
para que nazcan repulsivos
gusanos arrastrándose
por las ramas, comiéndose
la enredadera.
¡Y el día del estudiante!,
en el que los chicos dejarán
el parque alfombrado de papeles,
botellas y bolsas de plástico
y kilos de desperdicios
para engordar las ratas.
¡Y esas parejitas besándose!
por todos lados, sin pudor
y con voracidad, y yo...
verde, como las hojas,
de pura envidia.
MALDITA PRIMAVERA
M. 12:12 PM 25/08/10
rUBEN..