Las patas en la fuente

Ahí están, con las patas en la fuente, cansados pero firmes, esperando...

Que fue una movida genial del coronel Perón...capaz.

Que fue organizado por una Eva que ya se perfilaba...a lo mejor.

Que fueron los dirigentes sindicales arengando a sus obreros...tal vez.

Lo cierto es que ahí están. Y de ahí no se movieron. Y ahí inauguraron el día peronista.

Ahí está esa multitud variopinta que sostuvo hasta nuestros días un movimiento variopinto. Que fue y es el hecho maldito del país burgués. Que fue y es el factor por el que nada de afuera puede compararse ni tratar de transplantarse a nuestro país. Que cada vez nos está marcando mejor el hecho de que comprenderlo es comprender la historia de las luchas en la Argentina.

Ahí están, con las patas en la fuente. Habría que preguntarse por qué, después de 64 años, esa imagen, esas palabras, esa intención, sigue tan fresca. Habría que preguntarse por qué, después de proscripciones, agachadas, tergiversaciones, desaparecidos, negociados, el 17 de octubre sigue significando tan fuertemente. Habría que preguntarse por qué, en aquel 1945, los que soñaban con la toma del Palacio de Invierno, prefirieron seguir mirando a Europa, esperando a los bolcheviques, sin percatarse de que acá ni había nieve, ni había Palacio.

¿Qué habrá pasado por la cabeza de tantas mujeres y hombres? ¿Qué los impulsó a ir y a meter, desafiantes, las patas en la fuente, las patas cansadas de una larga marcha? ¿Qué idea los empujaba? ¿Qué ilusión los hacía soñar? ¿Con qué soñaban?.

Una se ve tentada a hacerlos protagonistas de una epopeya de cine ruso. Si hasta parece que están pensando en la toma del poder...Y no, piensan nada más ni nada menos que otro país podía empezar a ser. Piensan que lo que hasta ese día era verdad indiscutible ya no era tan verdad ni tan indiscutible. Piensan que, a lo mejor, quizá, pudieran venir días más felices.

Y con eso les alcanza y les sobra. Que no es poco....