Domingo a la siesta, zapping buscando pelis para ver mientras tomamos mate. Y ahí está, en TCM, Ladrón de bicicletas, del grande Vittorio de Sica. La ví como ochenta veces, la tengo grabada para la compu y mi hermano me regaló el DVD, ese, el original que se compra en Musimundo. Y cada vez que la veo me duele el corazón igual: el pibe, el pibe me mata...Esa desolación, esa impotencia, esa tristeza de la imagen en blanco y negro. Esa sociedad que no da respuestas, porque no las tiene, porque la guerra la partió en mil pedazos. La iglesia que te usa, las adivinas que te esquilman, los amigos que quieren ayudar pero tienen la misma impotencia que vos. La policía que te dice que si no tenés testigos no sirve de nada. El ladrón de la bici que es también una víctima de la malaria. Y por debajo, esa sociedad destruída a la que no le llegaron todavía los dólares del Plan Marshall. ¿Hay algo más desolador que padre e hijo yéndose de las inmediaciones del Estadio Nacional tomados de la mano, perdiéndose en la multitud?
¿Qué dirían nuestros amigos de la mano dura? ¿A qué artilugio dialéctico recurrirían?
Capaz que esta vez la peli me pegó más, porque el jueves, sabés qué, un pibe me sacó limpiamente la billetera mientras venía caminando pensando boludeces. Poca plata, pero toooooodos los documentos y tarjetas. Un engorro. Y la billetera, regalo del día de la madre.
Vos sentís que no podés hacer nada...Pero también sentís que la pelotudez es la tuya, andar por la calle con la billetera flameando al viento. Y no porque sean estos tiempos violentos e inseguros como dice TN. Es la segunda vez que me pasa. ¿Y a que no sabés cuándo fue la primera, en la cola del bondi? Síiii....en el 96, pleno menemato, plena época de seguridad jurídica, ahí sí que estábamos bien y los medios no hablaban de inseguridad. Me acuerdo del cana cuando hice la denuncia aquella vez: me cagó a pedo porque en esa parada de colectivos había pungas y yo debería haberlo sabido.
Entonces comparo: el tipo de la peli se quedó sin su herramienta de trabajo, vuelve a la mísera piecita de un casi conventillo donde la mujer y su otro hijo no tienen qué comer, y la bronca se le transforma casi, casi en resignación.
A mí me queda la sensación de vulnerabilidad, pero no encuentro la bronca. Qué sé yo...El único problema es hacer los documentos de nuevo. Y la tristeza de haber perdido esa billetera...
Ahhh, pero voy a tener el DNI nuevo, con la tarjetita. Y aprendí que no tengo que andar con todos los plásticos encima. Y además, Néstor los jodió una vez más a los que ya habían puesto el champán en el freezer. Juaa. Linda peli la del domingo. Linda peli con mate y torta de manzanas.
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