Caminante no hay camino.....


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sábado, 8 de septiembre de 2012

Avenida de las camelias



En estos tiempos de palabras vacías en que se clama por una libertad de expresión que estaría hoy más desaparecida de lo que estaba en la propia dictadura; en estos tiempos en que se insulta, se agravia, se amenaza, se pontifica...En estos tiempos hay quienes dicen:
- No está bien la violencia verbal de la oposición, pero tampoco está bien la alabanza obsecuente del oficialismo. Hay que encontrar y mantenerse en un camino intermedio. 
Oh, el justo medio del viejo Aristóteles. Ni acá ni allá. Ni con el gobierno ni con el campo. Ni con Clarín ni con los K. La aurea mediocritas de los estoicísimos romanos imperiales.
Es como una ancha avenida que separa dos supuestos fanatismos, un ancho río que nos permite alejarnos de las mugrientas orillas en donde ocurre la política, una autovía asfaltada y cómoda, claramente señalizada donde vamos viviendo, mirando con desdén hacia este costado y hacia el otro, sosteniendo que ambos vociferan, que ambos son lo mismo, que nene caca no se toca política fea....
Yo estuve en esa hermosa avenida de las camelias. Yo no la voté en el 2007 a Cristina. Yo desconfié siempre de las intenciones de Néstor al bajar los cuadros. Yo estaba en el justo medio, equidistante, ecuánime, tranquila, intelectualmente superior, como solía decir la Lilita en su campaña....
Era linda esa avenida, perfumada, colorida. Me permitía opinar y opinar y opinar izquierdosamente. Era casi casi como la torre de marfil de algunos sabios.
Pero la vida no es tan así de simple. Y en marzo del 2008, estando yo en el medio justo de la avenida, olisqueando algunas camelias hermosamente blancas como mi alma bella, empecé e ver quiénes se iban juntando en una vereda....Y quiénes se iban juntando en la otra....
No lo podía creer. Las banderas rojas de la revolución caminando por el mismo sendero de la Sociedad Rural. Las señoronas de Recoleta del bracete con las empleadas de los call center. 
Y del otro lado, pocos. Ese gobierno que yo no había votado pero justamente pretendía hacer lo que yo hubiera querido que hiciese aquel a quien sí voté. Pocos. La mierda oficialista como se decía entonces.
Miré por última vez la cómoda avenida de camelias brillantes. No con poca tristeza. Es tan cómodo pasearse por ahí como por Galerías Pacífico o Puerto Madero donde todo huele tan bien...
Miré por última vez y me fui a la vereda en la que, según las convicciones de toda la vida, yo sentía que tenía que estar.
Hoy la avenida de las camelias sigue ahí. No sé si con más o menos gente paseando y afirmando que la política es cosa de corruptos, que mejor acá, que todos son iguales, que yo no estoy ni allá ni ahí, porque soy independiente, porque soy apolítico, porque soy....
Es la avenida de las camelias, no se olviden todos los que pasean por ahí. Porque, aunque ustedes no lo escuchen porque el volumen está bajito y se disimula, la que suena es la música que les dejo de regalo más abajo.
Cuidado con la avenida de las camelias. No sea cosa que se den cuenta un poco tarde cuál es la música que la mueve....


2 comentarios:

  1. Esos días del 2008 fueron decisivos al dividir las aguas. Yo era una de los votantes de Cristina ya, pero al ver a la Rural enfrente me sentí más segura que nunca de estar en el bando correcto (me peleé con toda mi familia, eso sí).

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  2. Ya lo dijo benedetti, para que entonces voy a tener que agregar algo, amiga grace!


    Aquí
    en esta vereda
    impecables
    lujosos
    los Grandes Almacenes
    el Banco y sus Billetes
    el Diario y sus Pizarras
    dos galgos
    un Impala

    allá enfrente
    distintos
    el farol
    una escuela
    dos hombres en campera
    ciruelas y duraznos
    las muchachas
    su risa
    un frente con balcones
    tres negritos que miran

    te ofrezco el brazo
    crucemos la Avenida

    aquí
    en esta vereda
    indiferentes
    gordos
    un general de fierro
    un coronel de apuro
    un capitán de palo
    pero ningún soldado

    allá enfrente
    distintos
    un árbol
    con su sombra
    una bandera rota
    ciruelas y duraznos
    en el andamio arriba
    recortados del cielo
    los obreros que pintan

    te ofrezco el brazo
    crucemos la Avenida

    aquí
    en esta vereda
    triunfantes
    inseguros
    el Oro y sus Gerentes
    el Odio y sus Ministros
    mucho mucho Gobierno
    pero poquito
    pueblo

    allá enfrente
    distintos
    un niño
    que pregunta
    con un montón de dudas
    ciruelas y duraznos
    el sol que pone y quita
    un muro con verdades
    y una buena noticia

    te ofrezco el brazo
    crucemos la Avenida.

    Benedetti, Mario

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