Caminante no hay camino.....


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lunes, 16 de agosto de 2010

Charla en la catedral

No están en la entrada principal. Apenas en una especie de recibidor sobre el costado derecho. Tan íntimo, tan ad hoc para ellos dos, que parecen sentirse más a gusto que en en salón privado del club del Progreso, entre la boisserie y los bronces, olvidando que están entre las piedras neogóticas que el viejito Bustillo sacó de las montañas de acá al lado nomás.
Pero están tan a gusto...Uno enfrente del otro, como en las causeries de los jueves, del amigo Mansilla.
Sí, adivinaste...Son los vitrales enfrentados en esa entrada lateral de la catedral de los Vuriloches. Avellaneda, con su dedo admonitorio, sobre el mapa que te ilustra sobre tanto territorio a conquistar. Avellaneda, arengando al Congreso, explicando las razones, reflejando su ambición en los ojos ambiciosos de sus amigos oligarcas.
Avellaneda diciendo: "...Es necesario ir directamente a buscar al indio a su guarida para someterlo o expulsarlo ya que nos impide ocupar definitivamente en nombre de la ley, del progreso y de nuestra propia seguridad, los territorios más ricos y más fértiles de la república..."
Y mirándolo más allá del pasillo, el Zorro del Desierto, su ministro de guerra, que le decía, siempre, a quien lo quisiera oír: "Para estos pillos, el pan en una mano y el garrote en la otra..."
No está en esta charla informal, pero debería haber estado, por justo derecho, el Generalísimo, aquel que en sus gajes de periodista solía escribir para los porteños "...hoy nos hallamos en peor estado que el primer día en que emprendimos nuestra cruzada contra los salvajes...las misiones apostólicas son ineficaces. Jamás el corazón del pampa se ha ablandado con el agua del bautismo..."
Hace menos que poco les lavaron la cara a estos vitrales, que tienen, como casi un chascarrillo poco inocente, una hermosísima guarda pampa que rodea a personajes tan siniestros.
Y siguen, tan tranquilos, como si estuvieran en la sala de un club privado, Avellaneda y el Zorro, contándoles a los turistas, qué había que hacer con los verdaderos dueños de la tierra.
La catedral es un edificio muy interesante, piedra neogótica en el medio de la tierra mapuche. Muy interesante, si no fuera el símbolo de un genocidio que, parece, seguimos alabando cada vez que miramos los vidrios coloreados por el sol que viene del lago...

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