Caminante no hay camino.....


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martes, 17 de noviembre de 2009

Verano del 58

Foto en la playa de Necochea. Vacaciones de un ferroviario y su familia...Y mi último verano de analfabeta.
Porque a partir de esa sonrisa feliz a la orilla del mar, se iba a abrir el camino maravilloso que aún sigo caminando. Ahí, metida en el agua salada, contenta con mi papá al lado, todavía me faltaba llegar al derecho fundamental de todos los chicos: leer y escribir.
Yo me miro y me veo así, quizá ansiosa, quizá asustada, pero nunca indiferente. Ya los Reyes, que en nuestra niñez eran de lo más prácticos, me habían traído el guardapolvo y el portafolios de cuero. Ya estaba instalado en mi casa el libro Upa. Ya mi mamá había encontrado una maestra que durante febrero me iba a enseñar a leer y escribir con el libro Pimpollito. ¡Porque era todo un bajón entrar en Primero Inferior sin saber nada!.¡Qué iban a pensar de la familia de esta piba que no sabe leer! Y porque yo no le daba ni cinco de pelota a mi vieja cuando pretendía enseñarme las letras.
No me acuerdo mucho de esas, mis últimas vacaciones analfabetas. Salvo el olor del aceite bronceador, la arena que picaba y los negocios de la rambla vieja. Debemos haberlo pasado muy bien, a excepción de mi hermano, que gritaba como cerdo en camino al matadero, cada vez que lo acercaban a diez metros del agua.

Seguramente la pasamos muy bien...

Pero de lo que sí estoy segura hoy es que ese fue el último verano sin la magia de la lectura, sin el placer de la escritura. En los veranos que vinieron después ya estaba prohibido aburrirse. ¡Cómo te ibas a aburrir si no te alcanzaba la vida para leerte todo lo que se te cruzaba!
Hoy me miro ahí, a la orilla del mar con mi viejo, tan feliz, tan inconsciente, tan naturalmente analfabeta que dejará de serlo porque así debe ser...
Y se me ocurre que así es como se ve un derecho, esa es la esencia de un derecho: no se discute, no se nota, es casi natural. Está ahí, debe estar ahí como el agua, como la arena, como el sol.

Así son, así deben ser los derechos de los chicos, en estos tiempo en que algunos cacareadores se la pasan hablando, y sólo hablando de ellos.
No hay que hablar tanto. Alcanza con hacerlos cumplir. Saber que todos los chicos puedan estar así, despreocupadamente analfabetos que van a dejar de serlo, porque hay un Estado que les garantiza que sí, que efectivamente, que van a dejar de serlo. Tan tranquilamente analfabetos porque saben que tienen las puertas abiertas de la educación pública.
Porque no otra cosa, creo, es un derecho...Que todos, después de pasados los años puedan escribir lo que yo les escribí a mis compañeros de Primero Inferior cuando nos encontramos siendo ya unos cincuentones:

"Aquellos niños del 58, que, con seriedad solemne, mojaban sus plumas cucharita en los tinteros del pupitre, para escribir trabajosamente su nombre y apellido en un cuaderno que debía ser, pese a todo, impecable. Aquellos niños del 58, que se acomodaban frente al fotógrafo en el patio de la escuela, para que todos supieran lo que ellos ya sabían: el mundo hasta entonces inaccesible de las letras y los números, la cultura, la identidad, se lo estaban empezando a meter en el bolsillo."
Aquellos niños del 58, educados en la escuela pública, que crecimos y fuimos, algunos, muchos, la generación del 70 que quería cambiar el mundo. Porque, sí, de alguna manera quizá inexplicable, de esa escuela pública, nos venía el conocimiento de saber y ejercer qué era un derecho.

4 comentarios:

  1. EMOCIONANTE RELATO. En esa epoca todos ibamos a la escuela y estaba el ejemplo sarmientino de que con lluvia aguacero o inundacion ibas a la escuela. Como Sarmiento. Un mundo tambien lleno de bolazos. Hoy una alumna se fue a quejar a la inspectora por que dije una mala palabra (kilombo) y no la consideraba digna de una directora. Pedia que ruede mi cabeza por el fango. con sangre mejor. Ella queria que yo fuera como las directoras de mi epoca. No se Grace, hoy tengo un mal dia para el himno a Sarmiento, pero me conmueve su recuerdo, y su mallita y la foto con su viejo, por que los viejos de antes tenian 30 años y no tenian ningun musculo salvo los del trabajo. Y bue, este es un comentario confuso.

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  2. Por eso digo que inexplicablemente encontramos allí el conocimiento y la defensa de nuestros derechos. Era una escuela autoritaria que igualaba, sí, pero pasando un cepillo de acero. Pero era una escuela que existía en un Estado que existía.
    Y su alucna, déjemela a mí, que le vuá decí lo de Maradona, qué se cree esa pibita, che.
    Y gracias por el comentario. Dudé mucho en escribir esto,hace un tiempo que lo tenía. Pero el recuerdo de su escuela me terminó por decidir. Así que de nuevo, gracias.

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  3. muy beno es poco decir grace,mas que beno,parabolica la redaccion,como me piacce a me,il roberto sigue con la mesma fobia,jaaaaaa

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  4. Hermoso recuerdo, Grace. Muy emocionante

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