En el 75, abril era frío. Y en la mañana del 3 no me daban ganas de levantarme. Si terminaste de cursar y sólo te queda rendir una, te autojustificás y no salís de la cama así nomás. Por eso iba a llegar tarde a la volanteada en el ala de Ingeniería, el día de inscripción. Habíamos quedado en encontrarnos con el Watu a las 9 de la mañana. La puta, me desperté a las 9 y media...
Antes de salir para la UNS (no decíamos Uni, como ahora) alguien, no me acuerdo quien, vino a avisar: Los matones de Remus Tetu lo balearon al Watu.
Era un día como es hoy. Más frío pero con el mismo sol. Nos juntamos en el playón de Alem. No lo podíamos creer. O sí, porque ya sabíamos quién era ese rector salido del bolsillo de Ivanissevich, ese rumano al que nunca nadie jamás le vio el supuesto título de sociólogo, ese fascista que metió a la mano de obra dispuesta a matar dentro de la universidad y de las aulas. Pero, aún nos creíamos que no, que no iba a ser tan...
Pero fue. Y lo eligieron bien al Watu. Secretario de la Fede, Secretario de la nuevecita Federación Universitaria, militante como pocos. Y fundamentalmente, un tipo humilde. Humilde en su saber y en su capacidad. Humilde hasta en su manera suavecita de hablar. Humilde en el ejemplo revolucionario. Un tipo querido, por propios y ajenos. Uno de esos tipos que son irremplazables.
Y el 3 de abril del 75, la historia nos cambió a todos. La UNS se transformó, y por mucho tiempo, en un lugar oscuro, terrible, en el que acechaba lo peor.
La bala que mató al Watu, disparada por el Moncho Argibay, matón de Remus Tetu, en directa relación con el Quinto Cuerpo de Ejército (aunque eso lo tuvimos claro después), con la connivencia del Juez Federal Guillermo Madueño, ahora preso por crímenes de lesa humanidad, y su secretario Sierra que aún da clases en la misma universidad, esa bala nos fue dirigida a todos. No era un problema de peronistas de derecha, contra peronistas de izquierda. Ni ahí. Era un plan sistemático cuyo ensayo general había sido Ezeiza.
Y ya nada fue...
Nunca volvimos a ser los mismos, creo. Aunque lo tapáramos con frases hechas, con consignas, con convencimientos, con un voluntarismo que nos empujaba hacia adelante . Nunca volvimos a ser aquellos pibes del 73.
Y mirá vos, lo que son las cosas...A 35 años acá estamos, no sé si reviviendo, no sé si volviendo a sentir aquel viejo entusiasmo. A lo mejor, haciendo el esfuerzo para que todo lo que nos pasó no haya sido en vano.
Un abrazo, Watu. No me olvido, no te olvido.
Nos viene corriendo la memoria ,como diciendo:
ResponderEliminarestoy aquí irresuelta,resoñame un poco
y va para el watu http://nosoyloquedeberia.blogspot.com/2010/03/apareciste-te-hicimos-el-aguante-y-aca.html
ResponderEliminarmenos melancolica que la poesia de retamar que tanto me gusta El otro, ésta esta llena de esperanza.
me atravesó tu relato.
ResponderEliminarun abrazo.