Caminante no hay camino.....


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sábado, 12 de junio de 2010

¿Empezó el Mundial?


Ya lo creo. Hay más himnos que los días del Bicentenario. Los señores masculinos se pegaron al televicio ayer y seguirán así for ever. Y lo peor de todo, lo peor de todo es que me han arrojado a la orilla oscura y fría del exilio. O del autoexilio. Porque descubrieron que mi presencia impide los goles de Argentina. Y porque no se bancan tampoco mis comentarios. Y porque yo también estoy convencida de que si miro el partido perdemos como en la guerra.
No tengo razones futboleras, no tengo precisiones tácticas. Yo estoy y perdemos. Así de fácil. Por eso empezó para mí el ostracismo obligado. La oreja estirada para escuchar el gol de lejos. Las tareas impuestas para pasar el tiempo: ir al super vacío (si te descuidás ni una mísera cajera te atiende; todos en la trastienda alrededor del televicio), caminar por el parque cagándote de frío y escuchando que el único que ruge es el león, que encima este año se murió, salir al jardín a plantar las semillas de tomillo, hacer un café para pasar de refilón sin que se den cuenta y te saquen corriendo.
Es una lucha, hermana, es una lucha. Porque me gusta el fútbol, Boquita y Rosario Puerto Belgrano (los puntaltenses saben a qué me refiero) Y me gustan los mundiales, si son en democracia mucho más. Y tenemos un prode hecho con los dos cursos de la tarde en la escuela, prode que, hasta ahora, voy ganando. Aclaro que no lo quiero ganar porque soy yo la que voy a comprar la bolsa de chupachupa para los ganadores.
Y no me conforma mirar los otros partidos. Yo quiero ver a la Selección.
Ahora digo: si el Diego se va a pasear en bolas en el obelisco, este sacrificio mío de renunciar a ver el partido en directo, en el canal público, mientras se me hiela el trasero caminando por la calle desierta sin un perro que me siga, no es nada. Porque frío, lo que se dice frío, le va a entrar al Diego por todos los costados.
Que le vachaché, como decía el grande del Julio. Las cartas están echadas. Así que, condenada al exilio en mi propia casa, cambio el look del blog, relojeo cuando me dejan, leo al Esteban King y al Guille Saccomanno, preparo un trabajo sobre los textos de Barthes. Pero no te engañés...estoy escuchando...estoy escuchando...porque la cábala es NO VER el partido. A mí nadie me dijo que no lo puedo escuchar.
Eso sí....con el hocico cerrado. Porque en cualquier momento el exilio interior se transforma en externo si la boca se abre.
Qué me se importa!!! VAMO ARGENTINA TODAVÍAAAAAA.....

1 comentario:

  1. uno nunca sabe nada. Hablo dos palabras del partido y ni le acierto al que metio el gol.
    Igual acompañamos ¿verdad?
    gracias a que odio el futbol, zafe de sumarme a la boludez colectiva en el 78. Algo bueno tiene que tener una.

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