Caminante no hay camino.....


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martes, 7 de julio de 2009

El Billiken


Todas las semanas de mi infancia fueron Billiken. Desde los 50. Los héroes patrios de cartón. El niño Sarmiento con su ponchito bajo la lluvia. San Martín en su prolijo caballo blanco, con el sable corvo que brillaba contra la nieve de la cordillera. Belgrano envuelto en la bandera que se había inventado mirando al cielo. Los traviesos French y Berutti repartiendo alegremente escarapelas como cajeros de supermercado. Uhhh, los caudillos, desprolijos, despeinados, no tenían casi cabida allí, apenas salían en el costado de una foto desenfocada de Urquiza. Los gauchos, sí.La familia Güiraldes les había conseguido la entrada. Y los indios, buenos, trabajadores, for export sus vasijas y sus ponchos, los del Norte. Y los del Sur, que se perdieron el Billiken porque se portaban mal.

Me acuerdo de las carabelas de Colón: la portada del cuaderno en el mes de octubre (mar, playa, palmeras, y alguna cabeza emplumada asomando). Me encantaba pintar esas cruces rojas en las velas blancas. Y no me pregunten por qué.
Hacíamos las manualidades que venían en las últimas páginas. La maestra de mi primo Alberto seguro que se copiaba del Billiken, porque él hizo posapavas con hilo sisal (toda la familia tenía uno). Pero también hizo hombrecitos de miga de pan...y los dejó para llevar al otro día...¡en agua!. Se tuvo que ir solo a la escuela. El hombrecito no lo pudo acompañar. No sé si la maestra comprendió el drama que sucedió esa noche.

Los Billiken de las vacaciones eran otra cosa: podíamos leer con más tiempo Pelopincho y Cachirula, Ocalito y Tumbita , Sansón, La familia Conejín...Y pasar el algodón mojado en agua sobre la página central de cartulina para ver, maravillados, cómo surgían los colores.
En unas vacaciones de invierno, nos fuimos a ¡¡¡Buenos Aires!!! Y a la vuelta mi papá nos había armado, pegada sobre cartón, toda una ciudad que Billiken traía, para que vieras que sí, que había ciudades la mar de bonitas.
Y los mapas...y las curiosidades...la botánica...la zoología...y la anatomía hasta ahí nomás. ¿Quién no conoció la vejiga natatoria del pejerrey a través del Billiken, eh?
Y no traía regalos tipo mochila de Barbie, bigotes del Zorro, o todo ese merchandising que los Vigil le agregaron después.
Empezábamos a disfrutar desde la tapa: esas situaciones insólitas dibujadas por Lino Palacio, que nos deshacían de risa imaginándonos si nos hubiera pasado a nosotros.
Así crecimos, con la historia de los que ganaron, la educación enciclopedista, el discurso del papá que trabaja mientras la mamá.....la mujer Puloil.
Es cierto, de esas lecturas también somos culpables.

¡Qué ironía! Fueron estas las lecturas de la niñez de la "juventud maravillosa", de la generación del 70, quizá de la mayoría de los treinta mil desaparecidos. Todos leímos Billiken, o casi todos, y la vida nos dio después los elementos y la oportunidad de superarlo.
¿De qué lecturas infantiles serán culpables los que pertenecen a la generación del posmodernismo, del apoliticismo, del individualismo, del fin de la historia?



3 comentarios:

  1. yo soy un poco mas pendeja, me crie con Anteojito y Antifaz... y las historietas Pio Pio (que tenia a calculin el de la cabeza de libro abierto) y estaba Oaki, y el millonario GoldSilver hijitus y toda la runfla...
    En casa se compraba todas las semanas... y eso que era un hogar de verduleros.Yo fui universitaria y no le compraba revista semanal a mis chicos, se ve que no creia que la ilustracion venia en formato de revista...
    Soy culpable de los libros de lectura con olor a nuevo, que me encantaba leer..Todos tenian mensajes refachos y sin embargo...

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  2. ¡de ratones y hombres!!! yo vi la pelicula, que me encanto!! De Steinbek creo que lei Las uvas de la Ira que trataba de la migracion en la Gran Depresion ¿sera de ese autor o me confundo???

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  3. No se confunde, mi estimada. Yo lo terminé de leer el año pasado. El traductor creo que era Borges, por lo menos en la edición de la Biblioteca La Nación. Gran escritor este Steinbeck: frases cortitas, filosas, descriptivas.
    En casa también apareció el Anteojito.Pero ya era pa la joda, no pa estudiá como el otro. En algún momento voy a hacer un post con mis primeros libros de lectura, es cierto, con olor a nuevo. Me los llevaba a la cama y los ponía debajo de la almohada.

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