"...Le decían el Indio. Incluso Miller solía llamarlo así en privado. Era uno de los tantos apodos que le habían dado sus enemigos. Pero así lo conocían también sus mejores amigos, aquellos que lo amaban sin vueltas y usaban el sobrenombre prácticamente de contraseña y sólo en sus cartas más íntimas. Para esta gente, nada sería igual desde su partida de Sudamérica. Eso le comentaban al Indio. Con algunos aún se escribía. Era un grupo reducido, ya que nunca le sobraron amigos. La Mendocina quería saber, por ejemplo, cuál había sido su amigo del alma. O si no que le nombrara a sus tres mejores amigos. Al advertir que su padre se quedaba empantanado, ella volvía a la carga: entonces que le dijera dónde lo habían querido más. Un día notó que aquellas preguntas relacionadas con el amor de la gente eran un modo directo de joderle la vida a su padre. La Mendocina sólo contaba diez años, pero tuvo ese presentimiento. Desde entonces, jamás volvió sobre el tema. Esa misma tarde lo vio en el jardín paseándose cabizbajo, como si acabara de resolver que nunca lo habían amado. A ella se le llenaron los ojos de lágrimas.
Pero el Indio no estaba pensando tal cosa. Recordaba más bien una escena. Estaba comiendo de pie en la cocina del palacio de los obispos. Era su residencia oficial en Santiago. Su ayudante irlandés tomaba nota de varios mensajes que debía despachar. De afuera venía ruido de tropas. Los insurrectos ya eran dueños de Chile. ¿Lo amaron alguna vez en Santiago? El Indio era el hombre del día, pero nadie habría podido decir, siquiera en ese momento, que hubiera llegado a ocurrir tal cosa. Fue eternamente un intruso. Todo el tiempo andaban buscándole motes, como El Mulato o El Paraguayo. Tampoco lo amaron en Lima, aunque quizá primero lo amaron y terminaron detestándolo. En Buenos Aires lo odiaron parejo, desde el principio hasta el fin. Sólo en Mendoza llegaron a amarlo. Y a continuación, obviamente, en la tierra de Aristarco Quevedo (La Punta de los Guanacos, San Luis)..."EDUARDO BELGRANO RAWSON, Noticias secretas de América
Che, no conocía tu bló, lo agrego a mi lista de amigos.
ResponderEliminarEstá muy lindo el recorte que pegaste sobre don José.
Los he convocado para hacerles saber que los españoles van a pasar del Chile con su ejército para matar a todos los indios, y robarles sus mujeres e hijos. En vista de ello y como yo también soy indio voy a acabar con los godos que les han robado a ustedes las tierras de sus antepasados, y para ello pasaré Los Andes con mi ejército y con esos cañones...Debo pasar por Los Andes por el sud, pero necesito para ello licencia de ustedes que son los dueños del país”, les dijo San Martín. El 27 de julio de 1819, San Martín afirmó: “...Andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios: seamos libres y lo demás no importa nada”.
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