Se fue Ceferino

Y se fue nomás... Se ve que a Benedictus no le importa demasiado, no le significa demasiado y dio su santa aprobación. Se fue Ceferino a la Ruca de su tierra, a San Ignacio, cerca de Junín de los Andes, de donde no tendría que haber salido jamás. El pobre Ceferino, tuberculoso en Roma, con sus pocos 18 años, con su tristeza infinita. El símbolo más exacto de la derrota mapuche en manos del ejército del Zorro del Desierto. Qué se va a morir de tuberculosis. El pobrecito se murió de nostalgia, de frustración; se murió de sobredosis de religión católica.

Y como hacemos con todos los muertos famosos, y que pueden facturar, lo trajimos a Fortín Mercedes, para que lo veneraran los creyentes e hicieran pingües negocios todos los beneméritos. Por eso la protesta, porque el negocio, en estos tiempos de crisis se les termina.

Lo real es que Cefe, "indio y criollo" como leí en algún lado, noooo, mapuche, mapuche, mapuche, vuelve en cenizas a sus montañitas, a su frío, a su nieve. Y lo mejor que podríamos hacer es desparramar lo que queda de él sobre la Madre Tierra a la que pertenece. Y dejarnos de joder con el beato, con el santo...Y recuperar al verdadero Ceferino: el adolescente mapuche que vivió en el desarraigo y la tristeza de su pueblo derrotado.