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domingo, 16 de agosto de 2009

Las buenas almas


En estos tiempos en que tantas, pero tantas buenas almas se preocupan por nuestros pobres. En estos tiempos en que "hay que dar lo que nos sobra" como dijo sin ruborizarse María Laura Santillán. En estos tiempos en que alguna izquierda sólo ve pelos en la sopa. En estos tiempos, digo, me acuerdo de un poema de Julio, escrito en el medio de su militancia contra la dictadura. Un poema que debió escribir cuando se hartó de tanta buena alma que allí, en París, la pasaba de puta madre mientras comentaba el horror de aquí. Es lo mismo...Son las mismas buenas almas que, sentadas en un café o en un estudio de televisión, se quedan tranquilas después de denunciar teatralmente lo que hay que denunciar. Total...están tan lejos de gobernar que nadie va a poder pedirles rendición de cuentas nunca.


LAS BUENAS CONCIENCIAS


Sos así: inteligente, clara, refinada,
vivís en armonía con las gentes, las cosas y las plantas
que has elegido despaciosamente,
rechazando sin ruido lo que quebraba el ritmo diurno,
la calma de tus noches.
Eso no significa que ignores este caos,
este fragor de sangre que llaman siglo veinte.
Al contrario,seguís muy de cerca
cosas como el racismo, el apartheid y las trasnacionales,
la sangre en Argentina y Chile y Paraguay y etcétera.
Cada tarde a las seis comprás Le Monde
y te indignás sinceramente
porque todo es violencia, violación y mentira
en Dublín en Beirut en Santiago en Bangkok.
Y después cuando vienen Paulita y Juan y Pepe
les explicás con té y tostadas que esto no puede ser,
que cómo puede ser que esto sea así, y la mesa
se llena de protestas democráticas,
de migas humanísticas, y Derechos Humanos (cf.Unesco).
Todos están de acuerdo, y todos sienten
que están del justo lado, que hay que aplastar a Pinochet,
pero curiosamente
ni ellos ni vos han hecho nunca nada
para ayudar (digamos, dieron plata, se solidarizaron
algunos con las campañas periodísticas),
porque les lleva lo mejor del tiempo
aplastar al fascismo con perfectas razones silogísticas
y sentimientos impecables.
Es evidente que leer Le Monde
es ya un combate frente a los que leen el Figaro.
Lo importante es saber dónde está la verdad
y repetirlo y repetirlo cada día
a los mismos amigos en el mismo café.
Casi una militancia o poco menos,
casi un peligro porque en una de ésas
te oye un fascista y ahí nomás te fichan.
Oh, querida, ya es tarde,
andá a dormir, pero antes, claro,
las últimas noticias. Mataron
a Orlando Letelier. Qué horror, verdad.
Esto no puede ser, esta violencia
tiene que terminar.
(Suena el teléfono, es Paulita
que acaba de enterarse).
Da gusto ver
cómo vos y tu gente participan
de la historia.
Vas a dormir tan mal, verdad, mejor quedarse oyendo música
hasta que venga el sueño de los justos.


JULIO CORTÁZAR, Papeles inesperados

2 comentarios:

  1. grace, buenisimo el del julio ¡¡no lo conocia!!
    tanta gente tan bien pensante y tan mal obrante.
    ya sabemos, obras son amores.

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  2. Debe haber estado bastante harto en Julio para escribir este poema. Bastante harto de los revolucionarios de café. ¿No le parece, Otra?

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