Caminante no hay camino.....


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viernes, 7 de agosto de 2009

Carta de un intelectual

¿Se acuerdan de Oscar Rovito, el de los jóvenes viejos? ¿El marido adolescente de la adolescente Bárbara Mujica? Con la altura de un verdadero intelectual, ha desempolvado la carta abierta que en su momento le dirigió al Secretario de Cultura (?), Aguinis. Vigencia total de esa carta, que acabo de sacar de acá.

Buenos Aires, 10 de mayo de 1986


Dr. Marcos Aguinis:

Tomo su propuesta del programa televisivo "20 mujeres"; usaré mi derecho a réplica a través de una Carta de Lectores. Sin ánimo de polemizar. Simplemente me he sentido descalificado con algunas de sus apreciaciones, y creo que no soy el único.Cultura es todo lo que el hombre crea y transforma. Así es; desde el más mínimo acto individual hasta la máxima empresa de conjunto. La cultura no sólo comprende lo bello sino también lo execrable. De acuerdo, pero el problema reside en la óptica desde la cual se califica lo uno y lo otro. Hay quienes entienden que un niño bello tiene que ser rubio de ojos celestes. Y hay quienes ven a un "mamao con tinto pa'olvidar las penas” como un denigrante acto de incultura.Nos habla Ud. de la cultura del autoritarismo y la de la democracia. La cultura es un todo indivisible; toda opción se torna excluyente, máxime cuando no configura el núcleo del problema. ¿Cómo será el bien cuando no exista el mal?Propone Ud. que democracia es la decisión colectiva de respetarnos los unos a los otros. Me parece correcto en el plano individual; quisiera agregar que en el plano social y político, democracia es la responsabilidad de respetar la voluntad mayoritaria del pueblo y ejecutar su mandato.Dijo Ud. en "20 mujeres": La cultura nacional y popular también puede ser autoritaria; y de hecho lo es. Nosotros aspiramos a mejorarla... Digo yo: Cultura nacional y popular puede ser -y de hecho lo es- la decisión de un pueblo de luchar por su liberación, con prescindencia de las formas o derivando a éstas a un plano secundario; es el mismo pueblo el que aspirará a mejorarse, previa conquista del objetivo fundamental. Lo contrario seria presuponer el aprendizaje de buenos modales para la mesa cuando no se tiene qué comer.Los argentinos hemos sido educados para la angustia; por eso, frente a los desafíos, no nos contagiamos formas de coraje, sino formas de angustia, como el pesimismo y la inhibición. No se debe confundir una Secretaria de Cultura Nacional con un consultorio de psicoanálisis. Tampoco se puede cometer la ligereza de poner a todos en la misma bolsa. Es probable, Dr. Aguinis, que Ud. obtenga esa convicción analizando a esos sectores de clase media tilinga que suelen conformar el séquito de exitistas a los cuáles se refiere en otra parte de su mensaje. La historia argentina, aún la más reciente, está llena de hechos heroicos fruto del coraje. Para los grandes desafíos, allí está el testimonio de tantas victimas de la represión y de la antipatria; o la mansa resistencia de los más marginados, que siguen esperando... En todo caso, el pesimismo y la inhibición más generalizados, devienen de la frustración de ver a un gobierno elegido por el pueblo no cumplir con las promesas que se usaron para conseguir sus favores.No obstante, es probable que su terapia sea interesante para esos enfermos graves que tiene el país, cuales son: los que no SIENTEN que la liberación es un problema de dignidad; que la soberanía es un problema de honor; que la justicia social es un problema de derechos humanos; que no hay felicidad del pueblo sin grandeza de la Nación, y viceversa; en fin, los individualistas que, lamentablemente, conforman un número suficiente como para definir eventualmente una elección (Ud. me entiende, hablo de los "independientes"). Pero sigamos con su mensaje: No se trata de poner en acción un nuevo adoctrinamiento indicando qué es bueno y qué es malo. Esto es difícil de conciliar con algunas otras apreciaciones suyas sobre lo corrupto que pueda haber en nosotros, pero ¿se trata acaso de desviar el eje de la discusión hacia una opción falsa y condicionante como tantas otras? (Alfonsín o la patota - Beagle o guerra -Plan Austral o caos económico - etc.) Esto pudo ser astuto para la campaña, pero ahora son gobierno. De todas maneras, si vamos a persistir en opciones extremas, permítame proponer una: Modernismo Importado o Proyecto Nacional, es decir, Alegre Dependencia o Digna Liberación.Por último (para no extendernos demasiado): Vamos a esforzarnos por jerarquizar la cultura. Muy bien, previa implantación de una auténtica Justicia Cultural, lo cual implica poner en vigencia una Democracia Cultural que humildemente revalorice todo lo negado; que reivindique aquello que para los “cultos” es inculto; que reconsidere ¿lo execrable? Dr. Aguinis, si Ud. está invitando sinceramente a la participación de todos, no condicione el debate a la opción “Autoritarismo o Democracia”. Abra el juego para que este pueblo de condenables hábitos autoritarios defina por sí mismo cuál es su problema esencial. Estoy convencido de que este pueblo, así como ya no tolera más autoritarismos, tampoco admite paternalismos que con apariencia democrática esconden la soberbia de los se creen facultados para “ayudarnos” a ser mejores. Además, creo que los argentinos ya hemos dado suficientes muestras de que queremos vivir en democracia, en verdadera democracia.
Ricardo Oscar Rovito D.N.I. 4.363.581

2 comentarios:

  1. Que bien, que bien...
    Me encanto el texto, y como es que los debates que no se resuelven vuelven y vuelven, como los sintomas de los neuroticos.
    Me acuerdo de Robito y Barbara en una pelicula cuyo argumento era una pesadilla, por que eran unos pendejos que iban al cine, rateandose y la madre de uno de los dos se moria (por que habian hecho algo malo, es decir ratearse a la escuela)
    La pelicula se llamaba adolescencia.
    No viene al caso,pero, perdoneme, hoy estoy asi.
    Saludos a los muchachos de Hungria que la visitan....

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  2. ERxcelente texto. Mirá el Rovitto!!! Y el Aguinis, hablando al coherte, como siempre... lo peor es que se hace el adalid de la moral, y es un aprovechador.
    Te saludo

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