Si yo sé que la segunda quincena de enero siempre, pero siempre viene con estos calores. Si una vez casi nos derretimos en un camping en Monte Hermoso y los gorriones se morían por el calor. Si otra vez se nos ocurrió poner lajas en el patio y nos deshidratamos. Si yo sé todo eso. ¿Quién me manda hacer el piso de ladrillos en el patio en una semana en que la térmica fue de 50 grados a la sombra? Y todavía no terminé...Estoy soñando con alinear los malditos ladrillos. Se me borraron las huellas dactilares de tanto cargar con ellos (la ventaja es que no me van a meter en cana porque soy inidentificable; la desventaja es que en la morgue tampoco podrían identificarme). Casi, casi, estoy por unirme al club del asinosepuedevivirismo (genial, Orlando).
Pero, como buena albañila, radio prendida, escucho a la Presidenta recomendando el cerdito, a Redrado renunciando, a los impresentables opinando, a los excelentes programas de Radio Nacional. Y casi me olvido de los putos ladrillos. Eso sí, cuando termine este jodido patio, me voy a comprar un kilo de helado y una birra y me voy a dar una festichola para inaugurarlo. Y después que me vengan a decir que esto se va al carajo. Andáaaaaa-.
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